La Unión Europea (UE) aprobó el pasado miércoles (2) la meta de reducir en un 90% sus emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2040, tomando como referencia los niveles de 1990. Esta decisión reafirma el compromiso del bloque con liderar la transición global hacia una economía baja en carbono.
La medida provocó reacciones variadas. Mientras que representantes de la industria europea expresaron preocupación por la rigidez de las metas y los posibles impactos económicos, los ambientalistas argumentaron que las acciones podrían ser aún más contundentes.
Para Brasil, esta nueva directriz de la UE representa una oportunidad estratégica, según destacó Patricia Ellen, analista especial de CNN para la COP30. Según ella, “es una gran oportunidad para el país”, ya que pocos países en el mundo están preparados para suministrar los productos, servicios y el carbono que Europa necesitará para alcanzar estas metas.
Patricia también resaltó que la decisión europea permite el uso de créditos de carbono provenientes de países en desarrollo, lo que podría favorecer a Brasil. Sin embargo, advirtió que el país deberá adaptarse a normas más estrictas que exigen mayor transparencia y gobernanza.
Las expectativas en torno a la COP30, que se celebrará en Brasil, son bastante positivas. Patricia Ellen destacó el “optimismo” percibido en los eventos preparatorios en Europa, especialmente por la fuerte participación del sector privado en Londres.
La movilización global ya comienza a tomar forma en Brasil con la realización de eventos preparatorios. Un ejemplo es el anuncio del Climate Investment Summit (CIS), confirmado por el Príncipe William, que se llevará a cabo en Río de Janeiro los días 4, 5 y 6 de noviembre, precediendo la primera semana de la conferencia.